La primera visita del nuevo obispo de Santander a nuestra iglesia
La primera visita del nuevo obispo de Santander a nuestra iglesia
El domingo, 17 de marzo, nuestro obispo diocesano, Mons. Arturo Ros, realizó su primera visita a nuestra iglesia y parroquia del Carmen y de Santa Teresa.
A las 12, 30 presidió la eucaristía y pronunció la homilía con su estilo habitual: alegre, bromosa, pero con mensaje enardecido. Además de los miembros de la comunidad, participaron en la concelebración el secretario del obispo, don Javier Navarro, y don Constantino Bada, sacerdote de Avilés en Asturias, que ayer pronunció el pregón de la Semana Santa en la catedral.
Al final de la Misa declamó una poesía al Cristo Yacente, que recordaba el clásico poema de Gabriel y Galán “Cuando pasa el Nazareno con la cara ensangrentada…” La alcaldesa de Santander, Sra. Doña Gema Igual, participó también en la Misa.
El motivo de la visita de nuestro obispo era la celebración del centenario de la conmovedora estatua del Cristo Yacente del escultor sevillano Coullaul Valera (1876-1932).
Esta impresionante configuración del Cristo bajado de la cruz sale en las procesiones santanderinas de la Pasión. En este caso se trataba de conmemorar los 100 años de su existencia. Durante el año se guarda en la iglesia de San Francisco. Pero es la Cofradía de la Inmaculada y de San Luis Gonzaga, que radica en nuestra iglesia, la que se ocupa de prepararla y de acompañarla.
Después de la Misa, a las 13, 30 salió de nuestra iglesia esta procesión excepcional y conmemorativa del Cristo Yacente. La presidía, igualmente, nuestro obispo don Arturo. Alrededor de las calles de nuestro entorno, fue una procesión que hablaba desde su silencio, desde su recogimiento, con sumo respeto de los pasantes y personas en las aceras.
Llamaba la atención la organización meticulosa: los encapuchados o capirotes en su lugar o distancia exactos, el ritmo de los costaleros al cambiar de hombro en las andas, la campanilla que invitaba al silencio respetuoso…
Representantes de otras Cofradías de la Pasión de Santander participaban también con sus vestimentas, con sus estandartes y pendones en la procesión.
En resumidas cuentas, la procesión resultó un sermón tácito, pero elocuente.
P. Dámaso Zuazúa
Comments